Declaración ambiental de producto: una oportunidad para tu empresa
En la actualidad, cada vez más empresas están comprometidas con el medio ambiente y la sostenibilidad, con este fin acometen diferentes actuaciones, como la implantación de la norma ISO 14001 (Sistema de Gestión Ambiental) o la norma ISO 50001 (Sistema de Gestión de la Energía), o el cálculo de Huella de Carbono de Organización.
El perfil ambiental de los productos se ha convertido en un criterio clave, en la contratación de las Administraciones Públicas, en la toma de decisiones en la empresa privada y en la elección final de los consumidores. Existen diversos mecanismos para acreditar y comunicar la mejora ambiental de los productos, una de las certificaciones más habitual, es la Huella de Carbono de Producto (HCP), la cual contempla las emisiones de gases de efecto invernadero que se producen durante todo el ciclo de vida de un determinado producto.
En la actualidad, destaca la Declaración Ambiental de Producto (DAP), está certificación, no sólo contempla las emisiones de gases de efecto invernadero, si no que evalúa todas las categorías de impacto que produce un determinado producto sobre el medio ambiente, siendo mucho más completa y extensa que la HCP.
Las Declaraciones Ambientales de Producto (DAP) o Environmental Product Declarations (EPD) se elaboran conforme a la Norma Internacional ISO 14.025, que define los requisitos que deben cumplir estas certificaciones. En el ámbito europeo, para productos y servicios de construcción, se emplea la Norma Europea EN 15804.
Las Declaraciones Ambientales de Producto son ecoetiquetas tipo III y deben ser verificadas por tercera parte independiente, por lo que proporcionan un perfil ambiental fiable y comparable entre productos de la misma categoría, lo que permite acreditar un producto como ambientalmente respetuoso. Las DAP cuantifican y evalúan todas las categorías de impacto ambiental durante el ciclo de vida. El Análisis del Ciclo de Vida en el que se basan las DAP debe elaborarse conforme a unas Reglas de Categoría de Producto (RCP), publicadas por un Programa reconocido, como el GlobalEPD de AENOR. Las RCP establecen directrices y criterios comunes para elaborar las DAP de una misma familia de productos con funciones equivalentes, a las que se denominan categorías de producto.
En el proceso de elaboración del Análisis del Ciclo de Vida (ACV), se precisa de un software específico como SimaPro, GaBi o Air.e, se tienen en cuenta todas las entradas (materias primas, energía y agua) y salidas (residuos, emisiones y vertidos) durante las fases del ciclo de vida. Para elaborar una DAP, hay que definir el alcance del ACV y las fases contempladas en el ciclo de vida del producto. El ACV de “cuna a puerta” contempla las siguientes etapas; extracción y transporte de materias primas y producción del producto hasta la salida de la fábrica. En cambio, el ACV “de cuna a tumba” incluye también las fases de transporte del producto hasta el cliente, uso y fin de vida útil, es decir, el ciclo de vida completo.
La principal diferencia de estas ecoetiquetas, respecto a otras ya existentes, es que tienen en cuenta todos los impactos producidos en el medio ambiente por un determinado producto: el cambio climático, la eutrofización, la acidificación, el uso del suelo o la toxicidad humana. Además, esta certificación no exige cumplir unos valores mínimos en los resultados de la evaluación para obtenerla, si no que evalúa cada categoría de impacto, lo que permite al consumidor comparar productos de la misma categoría y al productor perseguir mejorar los resultados de la evaluación, realizando mejoras ambientales.
Una empresa que certifique sus productos con Declaraciones Ambientales de Producto, se adelantará al cumplimiento de la legislación ambiental, se alineará con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y potenciará la economía circular y el ecodiseño. Además, las empresas con DAP mejoran la captación de clientes y refuerzan su imagen de marca y su posicionamiento en el mercado. Suponen un valor añadido, si la empresa exporta productos a otros países, ya que son certificaciones reconocidas internacionalmente. Conocer el impacto del producto permite a la empresa definir estrategias de mejora ambiental, y reducir el consumo de energía, agua y materiales, lo que se traduce en un ahorro económico.
Respecto al sector de la construcción, las Declaraciones Ambientales de Producto están relacionadas con las certificaciones de sostenibilidad de edificios, como BREEAM o LEED, en las cuales el método de certificación se basa en la otorgación de puntos que se agrupan en categorías, y en una de ellas premian el uso de materiales con DAP. También hay que tener en cuenta que los certificados ambientales de los materiales de construcción son un requisito cada vez más demandado por las Administraciones Públicas y promotoras. Esta casuística, no solo se da en el sector de la construcción, cualquier empresa que pretenda, por ejemplo, reducir su huella de carbono, optará por la compra de productos con DAP en detrimento de aquellos que no tengan esta certificación.
Las DAP aportan múltiples beneficios para las empresas, no obstante, para el cálculo, es necesaria la participación de una consultora experta en la materia, que disponga de acceso al software de Análisis de Ciclo de Vida, el cual posee un coste elevado. Respecto a las Reglas de Categoría de Producto, cada año se publican más y contemplan diferentes tipologías de productos, pero se corre el riesgo de no encontrar una RCP que se adapte al producto concreto de una empresa, lo que dificultaría la elaboración de la DAP.
En conclusión, las Declaraciones Ambientales de Producto son la tendencia actual, en cuanto a certificaciones de productos sostenibles y cada vez son más las empresas que se suman a esta oportunidad con el fin de mejorar su posición en el mercado, reforzar su imagen de marca y cumplir con la nueva legislación ambiental, cada vez más exigente a nivel internacional. Aunque hay margen de mejora a nivel técnico y normativo, los beneficios que reportan estas certificaciones, son mayores que las posibles dificultades técnicas y de coste que pueden conllevar su cálculo.
Raquel Perdices Burguete
SinCeO2 Consultoría energética
Consultora de Sostenibilidad
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